PSICOLOGIA EN AVIACIÓN
I.
INTRODUCCIÓN
Como
es sabido, una gran proporción de los accidentes de aviación tienen como base
el factor humano. Si consideramos el avance de la tecnología en aviación y por
ende, las exigencias que ésta plantea a los pilotos, cabe suponer un aumento de
esta cifra a futuro si no se interviene eficazmente en la reducción de los
factores humanos predisponentes.
Este
artículo abordará en forma suscinta, diversos temas psicológicos aplicables a
la actividad de vuelo como una forma de aportar a la Medicina de Aviación y a
las propias tripulaciones aéreas, algunos conocimientos que permitan comprender
un poco más sobre ciertas características del desempeño del factor humano en
aviación.
II.
OBJETIVO
Describir
someramente algunas consideraciones de la Psicología aplicables al ámbito
aeronáutico, sobre conceptos que conciernen al factor humano en la seguridad de
vuelo.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
- Resaltar la importancia de una adecuada selección psicológica de tripulaciones aéreas a modo de reducir algunos de los riesgos atribuibles a la esfera psicológica del ser humano en el vuelo.
- Determinar el perfil psicológico ideal del piloto.
- Señalar las exigencias inherentes y paradójicas de esta actividad, a las cuales los pilotos están sometidos.
- Sugerir contraindicaciones psicológicas para esta actividad.
- Identificación de conductas y actitudes sugerentes de “aviador en crisis”.
- Abordar una alteración inherente a esta actividad como es la fatiga de vuelo.
- Delinear aspectos para una Intervención psicológica en el manejo de reacciones posteriores a accidentes / incidentes de vuelo.
III.
SELECCION DE PILOTOS parte 1
Procedimiento
destinado a escoger los mejores candidatos de acuerdo a un perfil psicológico
prefijado (perfil ideal), basándose en la estructura de personalidad del
postulante, lo cual permite predecir con cierta certeza su conducta futura
frente a situaciones, como por ejemplo:
•
Tolerancia a situaciones de stress y fatiga de vuelo
•
Manejo de presiones externas y/o ambientales
•
Reacciones ante una emergencia en vuelo
•
Capacidad para evaluar y asumir riesgos específicos y generales
•
Como se manejará ante las exigencias que le planteará la vida de piloto
Es
indiscutible que una selección adecuada, tanto de pilotos como de tripulaciones
aéreas en general, reducirá los costos de entrenamiento, disminuirá los riesgos
de accidentes y evitará pérdidas no solo materiales, sino lo que es más
importante, de vidas humanas.
Para lo anterior, se utiliza una batería de pruebas psicológicas
estandarizadas, destinadas a medir aspectos intelectuales, cognitivos, de
personalidad y habilidades específicas, complementada con una entrevista
clínica individual. Esta última, con el objeto de pesquizar posibles trastornos
de personalidad, baja tolerancia al estrés, historia con hallazgos de elementos
incompatibles con la actividad aérea y en general, cualquier aspecto que
refleje la no idoneidad para la función.
En último
término, la selección de tripulantes aéreos persigue escoger candidatos que en
lo psicológico se acerquen al perfil ideal, que puedan hacer frente de la mejor
forma posible a las exigencias paradójicas de esta actividad y que no presenten
elementos contraindicados para ejercer esta actividad.
A. REQUISITOS
DEL PILOTO IDEAL (Perfil del Piloto Ideal)
- Intelectuales: coeficiente intelectual normal o superior, funciones cognitivas indemnes, especialmente en las variables de rendimiento, pensamiento práctico orientado a la solución de problemas, razonamiento lógico deductivo, etc.
- Emocionales: tolerancia al stress y cansancio de vuelo, adecuado control de impulsos (autocontrol), afectividad y ánimo estables, mecanismos de defensa adecuados y flexibles, criterio, capacidad para tolerar y aceptar la crítica y reconocer errores.
- Interpersonales: tener habilidades sociales y comunicacionales, capacidad para trabajar en equipo, adecuado manejo del conflicto, capacidad para asumir distintos roles (liderazgo, subordinado, par, etc.)
- Motivacionales: poseer una alta intensidad de la motivación emocional (basada en el placer de volar) y de motivación intelectual por cuanto constituyen la base de sustentación de la carrera (vocación).
- Estructura de personalidad: sana, existiendo rasgos más deseables que otros como flexibilidad y capacidad de adaptación, pensamiento lineal y práctico, habilidad para organizar y sistematizar, afán de superación, habilidades de mando, etc.
- Habilidades Específicas: perceptuales, motoras, de coordinación, viso-espaciales, de rapidez psicomotora, ejecución de tareas secuenciales, etc.
B.
EXIGENCIAS PARADÓJICAS EN PILOTOS
- Sometimiento a un sinnúmero de regulaciones, procedimientos y reglas v/s tener iniciativa y responsabilidad en la ejecución de la tarea.
- Ser calmados, controlados y no impulsivos v/s reaccionar rápido y adaptativamente a situaciones que se le presentan.
- Alternar largas horas de trabajo con largas horas de descanso.
- Ser capaz de tomar decisiones rápidas y acertadas sin tener la información completa v/s buscar siempre toda la información posible.
- Amar lo que hacen y tener miedo o respeto realista de sus peligros.
- Tener confianza en sí mismo pero no pecar de grandiosidad.
- Ser líderes y subordinados.
C.
CONTRAINDICACIONES PARA ACTIVIDADES AEREAS
- Intelectuales: Tener C.I. inferior al normal promedio, deterioro psicoorgánico, alteración de las variables de rendimiento (atención – concentración – memoria).
- Emocionales: Bajo control de impulsos (especialmente de la agresión), deficitario manejo de la ansiedad y tendencia al bloqueo bajo presión, precario equilibrio emocional.
- Ausencia de trastornos afectivos y ansiosos: como trastorno bipolar y desorden de pánico o fobias respectivamente.
- Desórdenes somáticos: como hipocondría, dolor psicógeno, somatizaciones, etc.
- Interpersonales: no tener las habilidades señaladas en el perfil ideal para este punto.
- Motivacionales: ídem al punto anterior
- Estructurales: sin trastornos en esta esfera.
IV.
AVIADOR EN CRISIS parte 2
Las
tripulaciones aéreas, a pesar de haber sido seleccionadas en forma adecuada,
pueden pasar por situaciones puntuales en que se aprecian ciertas reacciones o
actitudes que sugieren la pérdida transitoria o definitiva de sus condiciones
para ejercer la actividad aérea en forma segura. Estas, habitualmente no son
identificadas oportunamente por el propio afectado pero sí pueden ser
claramente identificadas tempranamente por sus pares. Por lo mismo, vale
señalar algunas de estas manifestaciones observables en el área:
- Personal: egocéntrico y perfeccionista, ingesta de bebidas alcohólicas mayor a lo acostumbrado, asume rol del piloto que no se amilana por nada, sin conciencia de sus propias limitaciones, muy sensible a críticas de sus habilidades para el vuelo, soluciona sus frustraciones por acciones y no palabras.
- Interpersonal: resentimiento y rebelión ante la autoridad, problemas con los pares, pobre liderazgo, en general muestra errores en todas las facetas de la vida: social, familiar, laboral, u otras.
- Emocional: tolerancia disminuida ante las tensiones y/o stress, agresividad excesiva, impulsividad al asumir los riesgos propios del vuelo, frecuentemente sus acciones son solicitudes de auxilio disfrazadas asume riesgos innecesarios para probarse a sí mismo y a los demás, etc.
- Profesional: vive y muere por sus propias reglas, siempre esta un paso más atrás o adelante de lo esperado, su trabajo no relacionado con el vuelo comienza a acumularse, etc.
V. FATIGA
DE VUELO parte 3
El estrés
o fatiga afecta todos los ámbitos del quehacer humano, pero sin lugar a dudas
es en la aviación donde sus consecuencias se experimentan con mayor intensidad
y en forma más dramática, debido probablemente a la existencia de una sofisticada
tecnología, altas exigencias en cuanto a desempeño, variedad de misiones
aéreas, etc.
Por lo
mismo, en aviación se reconoce la existencia de un estrés directamente
relacionado con esta actividad llamada “fatiga de vuelo”. Esta se define como
un estado de agotamiento físico y psíquico producido por el vuelo, con
compromiso de factores intelectuales, fisiológicos, neurológicos y afectivos
que se manifiesta en un detrimento en el desempeño del sujeto.
Se trata
de un fenómeno psicológico de inicio sutil, difícil de pesquisar por el
afectado (a menudo pasa desapercibido) y que se manifiesta en un espectro
biológico amplio y con efectos a corto y a largo plazo, como por ejemplo,
disminución de la seguridad de vuelo, aumento del riesgo de accidente, etc. Dependiendo
de su duración, intensidad, sintomatología y tratamiento, se puede hablar de
fatiga aguda, acumulada y crónica.
La fatiga
de vuelo es multicausal y puede ser concebida como la suma de pequeñas fatigas,
cada una de ellas producidas por la agresión de distintos factores, algunos de
ellos actuantes por sinergismo.
Se distinguen factores causales o generadores de fatiga,
como la carga de trabajo, condiciones ambientales de la aeronave,etc.; factores
circunstanciales o catalizadores de la fatiga, como condiciones
meteorológicas, aeropuertos de difícil geografía, congestión del tránsito
aéreo, etc. y, factores personales o potencializadores del cuadro, como
satisfacción en el trabajo, experiencia en el material, horas de vuelo, etc.
Algunos de
los síntomas clínicos de esta fatiga de vuelo son: impaciencia, irritabilidad,
tendencia al sueño, dificultad de concentración, incoordinación de los
movimientos, sensación de cansancio muscular, auditivo y ocular, reducción del
campo visual, cefalea, taquicardia, dolores precordiales y lumbares,
irregularidad del sueño, depresión, marcada labilidad emocional, agitación,
ansiedad, insomnio, temblores, etc. La forma de agruparse de estos síntomas dan
la característica depresiva, ansiosa, fóbica o mixta de la fatiga.
En vuelo,
este detrimento del desempeño puede ser manifestado por la comisión de diversos
errores pequeños, no esperados para el nivel de entrenamiento del sujeto, que
pueden ser pesquizados por sus pares, como lo son por ejemplo, lentitud
inhabitual en las comunicaciones, necesidad de repetir instrucciones, estar un
paso atrás o adelante de lo esperado, correcciones frecuentes al plan de vuelo,
etc.
VI. ESTRES
POST TRAUMATICO EN AVIACION parte
4
La
ocurrencia de un incidente o accidente aéreo afecta no sólo a la tripulación
involucrada directamente en él, sino también a todos aquellos que entran en contacto
o tienen relación directa o indirectamente con los accidentados o el hecho
mismo.
Como
respuesta a un acontecimiento traumático, aparece una serie de manifestaciones
características que se conocen inicialmente con el nombre de estrés agudo, durante
las primeras cuatro semanas posterior al accidente, evolucionando a un estrés
post traumático, en que la duración de los síntomas muestran considerables
variaciones, donde aproximadamente el 50% se recuperan completamente en los
primeros tres meses y en otros casos, persisten más allá de los 12 meses del
hecho. Por lo mismo, resulta evidente la necesidad de intervenir eficazmente en
la fase aguda.
Los
factores más importantes que determinan las probabilidades de presentar esta
reacción son la intensidad, duración y proximidad de la exposición al
acontecimiento traumático o accidente/incidente aéreo.
A. Trastorno por Estrés Post Traumático
Como se ha señalado, el estrés post
traumático es una respuesta emocional inadecuada o desadaptativa que se
manifiesta en forma relativamente tardía luego de un hecho intensamente
emocional, con síntomas característicos como: reacción de miedo intenso, desamparo
u horror ante un trauma mayor o menor, en el que se advierte:
• Síntomas
intrusivos, en que se rememora la experiencia traumática
•
Respuestas de evitación frente a la evidencia del trauma
•
Sensación de irrealidad (“no me está pasando a mi”)
• Alerta
física generalizada (activación vegetativa importante)
•
Anestesia psíquica y emocional (embotamiento)
Las anteriores manifestaciones no
solamente siguen a un accidente/incidente aéreo, sino también a traumas de
combate, desastres naturales o provocados, “contagio” por exposición
a estrés comunitario, contacto directo con personas que han sido traumatizados,
etc., y, por definición, deben prolongarse más de un mes luego del hecho
traumático, ya que durante las cuatro primeras semanas se diagnostica como
desorden de estrés agudo.
Este desorden se diferencia de una
reacción normal cuando la cantidad, diversidad e intensidad de los síntomas,
interrumpe o impide el funcionamiento social, laboral, conyugal o de otras
áreas importantes de la actividad del individuo. En el fondo, cuando se
interrumpe la relación del sujeto con el mundo.
B. Manejo del Estrés Agudo
Como se expresó, la intervención
psicológica temprana es de vital importancia para la prevención de un estrés
post traumático, así como para superar el estrés agudo. A continuación se
señalan algunas indicaciones a tener presente:
- Rituales: cumplen funciones protectoras contra el miedo y la ansiedad y son parte del proceso del duelo.
- Métodos psicológicos: importante dar información realista, brindar apoyo y hacer una intervención en crisis que sea temprana, breve y enfocada al problema. Estas medidas usadas en combinación, a veces son efectivas para evitar la persistencia en el tiempo de los síntomas.
- Primeros auxilios emocionales: como parte de la intervención psicológica, debe ser inmediata, sencilla, humana y realista permitiendo “ventilar” emociones.
- Aceptación de sentimientos: no juzgarlos, ya que no se es responsable de lo que se siente sino, de lo que se hace con el sentir.
- Aceptación de síntomas: ídem a lo anterior
- Identificación de recursos y actividades: establecer o identificar ayudas familiares, sociales, gubernamentales, etc., como recursos para apoyar el tratamiento.
- Tomar conciencia que la situación es penosa: aceptación que la situación conlleva dolor y pérdida.
- Aceptación de la realidad: asumir las consecuencias de lo ocurrido.
- Actitud optimista: mantener esperanza de sobrellevar la situación.
- Evitar culpar a otros: la búsqueda de culpabilidad en terceros es normal.
- Aceptar o dar apoyo: el contacto y simpatía humana es sanadora en estas circunstancias.
- Asumir actividades del diario vivir: es necesario retomar las actividades normales y cotidianas.
- Psicoterapia individual, en grupo o familiar: hecha por especialistas.
- Tratamiento farmacológico: ídem a lo anterior
- Identificación de población de riesgo: necesidad de identificar a todas las personas involucradas como por ejemplo: sobrevivientes, niños, rescatistas, parientes de fallecidos, sobrevivientes traumatizados, etc., con el fin no omitir a esta población quién también es víctima.
Fuente : Serrano, C. (s/f). Psicologia en aviacion.
Disponible en http://cmae.fach.cl/docum/psicologia.pdf
Disponible en http://cmae.fach.cl/docum/psicologia.pdf
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